miércoles, 23 de febrero de 2011

Nota Feliz



Sobre de Manila
Nota Feliz
Rafael Mejía Arango


Estoy feliz.
Por ilógico que suene el término en este país de la gente más feliz de la tierra. A pesar de que la semana pasada le fue peor a todo el mundo y se acabaron hasta los tomates por voluntad soberana a los todopoderosos transportadores.
Estoy contento.
No por cinismo ni por indiferencia con esta realidad agobiante de la cual nos enteramos, aunque no quisiéramos. ¿Cómo ignorar por ejemplo la tragedia de un papá que viaja durante varios días desde Planeta Rica hasta Bogotá con el cadáver de su hijo, supuestamente víctima de un perverso falso positivo? O las confesiones de un tal Pollo Roger, narco-paraco de los Castaño, donde relata sus masacres en Los Llanos como si hablara de exterminio de plagas. O de lo que parece ser una siniestra matanza de indigentes en las calles de Manizales, según los cuentos.
Y yo duermo tranquilo.
En este mundo cruel que cada día parece más una tierra de nadie, donde los tiranos también lloran y se caen como fichas de dominó, algunos  pataleando brutalmente como el loco Qaddafi, quien parece decidido a llevar la situación a donde toque antes del casi inevitable derrocamiento de su reinado como de Luis XIV. (Aunque lo debe tranquilizar sobremanera el invaluable apoyo que le brindan ese par de colosos latinoamericanos, Castro y Ortega… Ja!)
Como fichas de dominó se van cayendo los tiranos en el norte África y el Medio Oriente, y esa ola, la ola cocacola, ya viene como un tsunami para Suramérica; por Chávez.
Y yo exultante.
Pero no por que al fin los chamos vayan a tumbar al comandante bolivariano, y descansaremos así de su diarrea verbal y su horroroso rojo fucsia imperial, lobazo! (A qué horas trabaja ese personaje, si se la pasa diciendo barrabasadas en horas y horas de televisión). Ni es porque no me preocupe la situación de orden público en Colombia, amenazada por las BACRIM, por Cano y sus bandoleros, por delincuentes de todas las calañas, elegantes y zarrapastrosos por igual… Que no crean los que roban de corbata y por miles de millones que porque huelen a L´coste son más decentes que el raponero con puñaleta, capaz hasta de matar una viejita por quitarle el paraguas. Que no piensen los corruptos en las altas esferas que ellos son de otra materia y no forman parte de ese “desorden” público.
Aunque yo esté güete, como decía mi mamá.
A pesar de todo y de que pasé el fin de semana yo también con diarrea mental, malo de la sesera por indigestión moral, enfermedad ésta del espíritu,  parecida y tan brava como el guayabo ídem; qué remordimiento!. Tomé notas y escribí  como un desquiciado párrafos y párrafos de mi columna para despacharla el domingo. El lunes parecía un muladar la sala de redacción de este diario. Bazofia por todas partes y regueros de frases y de palabras como regurgitadas, en un líquido baboso y sanguinolento, gas!
Y claro, no salí con nada. Ya limpié (hice oficio todo el día), pero en vez de llorar sobre la leche derramada estoy feliz y al borde de la estulticia porque a pesar de que me llaman extremista, y de mi crisis de identidad por no saber a estas horas de la vida cosas tan importantes sobre mi mismo, estoy güete porque en una misma semana un amigo facho me dijo comunista y un amigo cuasi fariano me dijo paraco. Yo deduzco que eso me exonera de ambas posiciones, igual de dañinas y de odiosas; y como tampoco practico la otra delincuencia, la común, puedo decirme sin titubeos que parezco al menos un tipo decente. Qué alivio!! 
                 VANIDAD 1. f. Cualidad de vano1.
                                  2. f. Arrogancia, presunción, envanecimiento.

Vanidad de vanidades, la gran debilidad de la “gente linda” y del resto de los mortales.
Razón por la cual prolifera de tal manera el negocio de cirujanos estéticos poco éticos, quienes en lugar de poner sus habilidades  al servicio de personas que por accidente o por enfermedad sufren lesiones y deformaciones corregibles, como sí lo hacen algunos eminentes colegas suyos (que parecen  minoría); se especializan en desfigurar, casi siempre, a muchachitas y muchachitos  vanidosos e ingenuos a quienes los papás alcahuetes, vanidosos e ingenuos les patrocinan semejante barbaridad…
Y gente mayor que sucumbe al pecado y termina en manos de esos figurines faranduleros que no se contentarán hasta dejar a la víctima como una papa hervida, o con una sonrisa de máscara y los ojos semi cerrados de tanto estirarles el pellejo y subirles y bajarles cejas, narices y orejas; y además desplumada de dinero, puesto que cobran en la misma desproporción de la bestialidad que ofician.
Porque el cuento se volvió para la gran mayoría una feria de narices, de culos y de senos de silicona, y en algunos casos, en la Colombia profunda de los barrios pobres, de implantes hasta de aceite de motor, y brutales prácticas antisépticas con las cuales engañan a la humanidad con el cuento de que la belleza, la abstracta belleza, se puede lograr a golpes de cuento y de bisturí.
Ahí el origen de tragedias como la que “vivimos” de cuenta de Julito Sánchez y una oyente suya desolada por las dolorosas circunstancias en las que perdió un seno nuevecito, de menos de ocho dias, y el platal que le había costado. La señora, en contra de las órdenes médicas, andaba muy pinchada estrenando escote en su bmw, la chocaron y la marucha que cruzaba el cinturón de seguridad le quedó de joroba, en la espalda. El choque no debió ser muy fuerte puesto que no se dispararon las bolsas de aire. Menos mal, porque le hubiera salido silicona hasta por los oídos.
Y la triste historia de otra chica, también estrenando melones. Ésta sí había cumplido con las recomendaciones posoperatorias y regresaba de la convalecencia a su oficio de actriz, en un reconocido lugar, cuando se le tiró encima un rodwailer anti explosivos, anti “bombas” –seguro también adicto al disolvente–,  y casi se las arranca de un mordizco… Sin comentarios, aparte de que siquiera yo no me pienso mandar a poner ni silicona ni nada en las cáimas.
Queremos ver a la gente, y en particular a las niñas, al natural, así como son ellas, por favor, señores cirujanos. A ustedes los necesitamos para devolverles la belleza a personas como Bibi Aisha, la mujer afgana de 18 años desfigurada por sus suegros y su marido abusador por haberlo abandonado, acolitados por las irracionales costumbres de los talibanes, y quien sobrevivió a una muerte casi segura para que viéramos la altiva mirada de sus enormes ojos negros en su cara brutalmente mutilada cuando su foto  fue portada de Time hace varios años; y ahora otra vez en diarios y revistas, y en el blog de doña Osito Samper, conpermisoyomepiso*, porque su cara está siendo reconstruida por cirujanos atinados y oportunos en Estados Unidos. Bien por ti, Bibi Aisha, que ni cuando perdiste de manera tan salvaje tu naricita y tus orejas, dejaste de ser una divina. rafame953@gmail.com
*Con permiso de doña Alexandra los invito además a que sigan las instrucciones para hacer sus comentarios en el blog, mis amigos que han preguntado y los que no, en: www.conpermisoyomepiso.blogspot.com

domingo, 13 de febrero de 2011

Pecados capitales


Sobre de Manila
Pecados capitales
Rafael Mejía Arango
Quienes hayan leído el memorando a los lectores que se publicó en este espacio en estos días, se habrán imaginado, por el título que les adelanté, que voy a dedicar mi artículo a la religión; o más precisamente al catecismo, que es la parte de la religión en donde se estudian los pecados, o por lo menos donde los estudiábamos cuando me tocó. Un librito que había que aprenderse de memoria, sin chistar, sin gaguear y sin poner en duda una sola palabra.
Pensarán también que me reconvertí y que me le voy a dedicar de lleno a la camándula y al púlpito…; y no faltarán los que envidiarán desde ya lo que podría ser un muy próspero negocio, una iglesita propia, que le calle la boca a mi anti-capitalismo-salvaje, y me mandé por fin a donde me merezco: alrededor del mundo como un pachá.
Pero no. Ninguna de las anteriores.
Voy a hablar aquí de los pecados en general y de los capitales en particular, porque son éstos, a diferencia de los pecados mortales, los más comunes y los más arraigados en el mundo nuestro, vuestro y de ellos. Claro, como los pm son delitos y faltas graves que sólo perdona la confesión, aunque se cometen muchos y permanentemente, no son tan comunes ni tan tolerados ni tan alcahueteados como los pc, que dizque no se pueden pero sí, no pasa nada.
El catecismo del cura Astete decía que eran siete, pero yo ya pasé de la docena; así que no le vamos a parar bolas al folleto aquél, del que si acaso quedará un ejemplar en los archivos vaticanos.
Pero también hay varios pc que ya no son pecado, y hasta algunos que eran pm se volvieron pc –era tan grave y tan “mal hecho” desear a una amiga bien bella y bien mal casada, que matar, o robar, o calumniar, para solo mencionar los más comunes en este semisalvaje oeste tan parecido al de las películas de vaqueros, a donde llegó ya lo que faltaba: la fiebre del oro–.
Trabajar el domingo, o vender escapularios el jueves santo podía ser tan pecado y tan mal hecho, y si nos descuidamos tan delito, como por ejemplo mentirle un gobernante a sus gobernados una y otra vez, como si nada.
En fin, el tema es ponzoñoso, y este comentario se va enredando y hasta toriando, como una culebra, e incluso ha intentado meterse a la gaveta, pero yo lo agarro de la cola y lo vuelvo a sacar. Hagan de cuenta Uribe.
Escogí al azar algunos de estos pecados cotidianos con sus definiciones del diccionario de la academia española, para no confundirnos, más de lo confundidos de lo que nos mantienen los acontecimientos.





          INJURIA 1. f. Agravio, ultraje de obra o de palabra.
                 2. f. Hecho o dicho contra razón y justicia.
                 3. f. Daño o incomodidad que causa algo.
                 4. f. Der. Delito o falta consistente en la imputación a alguien de un hecho o cualidad en menoscabo de su fama o estimación.

La del destituído vicefiscal Valencia Cossio, quien utilizó una perversa coartada para su defensa en el juicio donde resultó culpable: que su misterioso viaje a Pereira no fue para encontrarse con paramilitares y mafiosos sino para comerse una amiguita que llegó de Bogotá para lo mismo, para comérselo a él en un “motel de la salida para Armenia…”
Perversa historia que ofende y que desdice mucho sobre la calidad humana del tipo ese. Y de quienes lo asesoran.
El man se tiró (literalmente) su matrimonio, y se tiró también a la querendona, trasnochadora y morena, que no es tan así.
Tendrá quizás más establecimientos para el amor clandestino que el promedio; y más gente dedicada a la vida licenciosa que el promedio; y sin duda que sus damas atraen bastante, como buenas paisas vallunas. Pero primero que todo aclaremos que de lo anterior nada nos parece grave, y que no hay población que se respete donde no se practique el tire y afloje, ni donde no haya donde hacerlo de incógnitos, ni donde no encuentre uno por lo menos una chica o un chico (de res y de marrano) dispuesta a darlo por dinero.
Muy irrespetuoso, muy rastrero y muy de galemba la actitud de Valencia. Qué vergüenza para esa familia, dizque tan prestigiosa, aunque como dijo algún panelista en hora veinte, aquí todos tenemos nuestro valencia cossio...

IRA 1. f. Pasión del alma, que causa indignación y enojo.
       2. f. Apetito o deseo de venganza.
       4. f. pl. Repetición de actos de saña, encono o venganza

Ira santa la que despiertan los conductores indeseables, entre quienes están primero los buseteros y taxistas que pretenden desahogar su estrés y sus asuntos personales haciendo de sus innumerables vehículos el terror de campos y ciudades, aplicando la ley de la bravuconada y la fuerza para hacer lo que les dé la gana. Y las autoridades en otro mundo, o detrás de la “liga”.
Y las señoras y señores y muchachitos en carros particulares cometiendo toda clase de infracciones y manejando sin el mínimo de sentido común. Sin solidaridad. Sin civismo. Sin inteligencia vial…
Y el atracavidrios del semáforo de la calle 51 con 23, quien ante mi negativa gestual para que no me lave el parabrisas a la brava, cómo a él le dé la gana, con lo que a él le dé la gana, me sale con que: “…siquiera porque a ese mierdero hay que darle es maaaceta” mientras toca con precisión de cirujano, dejando apenas una burbujita de jabón, una de las cagadas de murciélago encima de las plumillas y entre el barro de mi 4x4 (cuatro puertas x cuatro llantas) de campo traviesa, nano burbuja, cuya polvorienta hojalata escupió de salida el bicho, atisbando de reojo, cuan ratón de cloaca. Y gargajeando para el segundo…

       SOBERBIA 
                   2. f. Satisfacción y envanecimiento por la contemplación de las propias prendas con menosprecio de los demás.

La de Alfonso Cano y sus farianos que montan el espectáculo, liberan uno y secuestran dos…

GULA  1. f. Exceso en la comida o bebida, y apetito desordenado de comer y beber.

La que se comete en los pabellones especiales que cohabitan los honorables reclusos venidos del congreso y otras ollas.
Olladas de sancocho costeño y ceviche de piangua. Trago a la lata. Músicos. Muchos invitados. Así cualquiera. Yo no entiendo para qué diablos las ene mil salidas con permiso, con semejantes francachelas al abrigo de las alas protectoras del IMPEC.


La mapaná se enchipa y me trata de morder; así que dejemos por hoy, o se nos engaveta. rafame953@gmail.com


   

martes, 8 de febrero de 2011

memo

Sobre de Manila
Memorando a los lectores
Rafael Mejía Arango

Serias discrepancias en el seno del consejo editorial de bloma no permitieron que sobre de manila saliera a las calles, luego de estar prácticamente lista la columna desde el lluvioso pasado domingo. Y carnuda como venía.
Pero pudo más la insistente labor de dicho consejo, conformado por un diablo y un ángel que orbitan en la aureola del director, quien también participa de las discusiones y que pretenden, entre los tres, a la mejor manera de los antiguos dueños  de los medios, interferir en todo lo que el columnista opine, presionando y acosando para acomodar los escritos a muchas veces oscuros intereses.
Por fortuna bloma se abstrae del asunto negocio, y ni se compra ni se vende; cosa que lo mantiene alejado, por descarte, de intereses oscuros, casi todos estos relacionados con la diosa fortuna.
Así las cosas, la joda del CE se enfoca más en cuestiones de conciencia, y de etéreas y complicadas materias como el sentimentalismo, la solidaridad, y las atadoras lealtades.
 En mi caso particular, como autor y responsable de lo que se dice en este espacio, me ayuda y me exime de problemas el hecho de que no puedo hablar de política, desde que renuncié en esta misma columna, hace varios años, no solamente a comentarla sino a cualquier asunto referente (hasta votar), por razones que entonces esgrimí y sobraría repetir*; y como tampoco puedo hablar de los problemas judiciales de dirigentes y empleados públicos y privados, ni de ese perverso contubernio que llaman “empresas de economía mixta”, de esta región y de Manizales, patria chica de s. de m., de bloma y mía, por inhabilidades de sangre y de amistad ocasionadas por el ancestral incesto entre los habitantes de esta parroquia chévere, pecata, perniciosa y goda; que sumado al hecho accidental de que el director de este incipiente e informal opinadero estudió en casi todos los colegios de su época, y sus muchos, muchísimos primos –prolíficos que también hemos sido– en los demás; y como perdió varios años de bachillerato sin que nadie descubriera sus variados problemas de atención y de aprendizaje, prácticamente todos sus congéneres terminaron siendo parientes o amigos, que son la misma cosa en cuanto a sentimientos y solidaridades se refiere. Los colonizadores se casaron los unos con las otras y viceversa –como diría la reina aquella– durante más de un siglo, y quedamos primos de todos. Y los hijos extraordinarios también se casaron y viceversa y quedamos primos de los primos de los primos… y si los papás de alguien “conocido”, o sea cualquiera, no son primos de los papás de uno, son superamigos, o fueron compañeros de clase, o de órden (claro que hay órdenes en Manila, aquí hay de todo), o colegas; etc., etc.
La cuenta es así de sencilla: pasé por ocho o nueve grupos distintos, de veinticinco a treinta pacientes en promedio, son mal contados doscientos “parceros”, para usar el uribesco lenguaje de José Obdulio, el neo-filósofo de envigado. Y súmenle los cien o ciento veinte  con quienes pagamos servicio militar en pleno quinto de bachillerato, todo bacano, viernes y sábados allá en el batallón de patas y manos, al sol y al agua trotando y haciendo gimnasia americana al ritmo descomunal del teniente De La Rosa Rosendo, de mi sargento Puerres y del costeño Rodríguez. ¿se acuerdan, mis lanzas?


Con semejantes cifras no dudarán los lectores de la credibilidad de mis inhabilidades para manejar ciertos asuntos. Y preferiría quedarme callado para siempre que montar simulacros y desfigurar la realidad.
Pero logré salvar algunos jirones de mi comentario que hasta título tenía: pecados capitales; y aparecerá tan pronto como sea posible, si acaso no resultan pecados nuevos, porque según el catecismo dizque no eran sino siete, y yo ya completé la docena en mi cuenta.
* Iba a decirles que pueden consultar mis antiguas columnas en el archivo del periódico de casa, pero saben qué… dejen así. Yo no he podido. rafame953@gmail.com