Sobre de Manila
Todo bien, todo bien
Rafael Mejía Arango
Que hayan pasado varias semanas sin aparecer Sobre de Manila no ha sido solamente por causas del estreñimiento intelectual del autor, que viene de tiempo atrás y a veces se agrava por largos períodos de empendejamiento –en este caso hay serias preocupaciones de haberse quedado así–; sino por motivos climáticos y geológicos.
Varias veces ha pasado lo mismo: está listo el artículo y se lo lleva una avalancha. No queda nada.
Fue así que me ofrecí como voluntario para hacer un experimento que siempre me tentó: me evadí de la realidad.
Comenzando con suspender de un tiro toda clase de aditivos. Cero vicios líquidos y gaseosos. Nada distinto de agua, aire y comida. También se interrumpió cualquier contacto con los medios de comunicación que tengan algún atisbo de seriedad. Cero noticias, cero crónicas, cero opinión. Solo ficción. Además de una muy disciplinada actitud positiva. Todo bien, todo bien.
El asunto parecía posible, hasta mantenerse despierto y sobrevivir un día entero sin cafeína; o abstraerse de la lluvia persistente y del retumbar de las avalanchas de la quebrada Manizales que pasa por el pie de esta casa, y de las sirenas de los bomberos y las ambulancias y las alarmas comunitarias...
Para no enloquecer acudí al televisor por algo bien trivial, totalmente aislado de la realidad: un reallity.
Recurrí al talento nacional y lo único que encontré made in Colombia me olió a pecueca. Busqué algo del extranjero y me encontré a Donald Trump, el magnate lobo, dirigiendo un concurso para escoger entre un grupo de yuppies y de reinas de belleza su gabinete para cuando sea presidente de la USA, lo cual podría suceder si como candidato republicano se enfrenta con Obama, quien pasa por las verdes y las maduras.
Opté por la religión, estando como esta por empezar semana santa. Internet me ofreció un video en el cual aparecía un obispo en vestiduras ceremoniales. El sermón de las siete palabras, me dije, perfecto para evadir la realidad.
Cual no sería la sorpresa cuando resultó ser un sinvergüenza obispo belga, quien luego de andar escondido entre las sotanas de otros curas en Europa, y de haberse sometido a un supuesto "tratamiento espiritual", se siente tan aliviado de sus dolencias pedófilas y tan libre de culpa su conciencia que no le ve nada de malo al haber abusado hasta de los sobrinitos, en otras épocas, dice, cuando a éso no le paraban tantas bolas. Si? no jodás, cura ca...remarrano, cínico!
Hubo momentos críticos, cuando pensé que se echaba a perder el interesante experimento. Como cuando por una fuga de información me enteré de los resultados electorales en el Perú. Qué pena sentí por los peruanos. Desde acá les mando un fuerte abrazo a mis amigos de allá. Cómo si no viviera bien jodido ese bello país, ahora sí se fue de culos: el próximo presidente será Ollanta Humala o Keiko Fujimori. Ojalá la suerte decida por el menos peor. Quien creyera que les hubiera ido mejor con el loquito Jaime Bayly que con lo que les viene piernas arriba.
Con Bayly al menos habría expectativas, curiosidad, farándula, espectáculo, morbosidad... Con éstos se van de cabezas al populismo desaforado. Peligroso e irresponsable populismo en un país lleno de pobres, con una de las mayores desigualdes sociales del continente; como mandado a hacer para ejercerlo.
Populismo como el de quienes quieren vender las mismas causas de revueltas en África y el Medio Oriente para alimentar pretensiones como las de nuestros farianos y elenos de derrocar el gobierno y asumirlo.
Eso cuando se nos quede enquistado un presidente a punta de reelecciones acomodadas, como llegó a pasar por la cabeza dura y tenaz de Alvaro Uribe, quien precisamente se comportó a la altura de la democracia cuando, con todo y su amplio respaldo popular, acató respetuoso los dictados de la ley. Aunque ni tan respetuoso, porque ahí sigue pataleando y casando peleas; pero hay que entenderlo, el tipo es caballista. Y ellos generalmente son pedreros, bastos, casi maleducados. ¿O sin el casi?
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Una propuesta para acabar de una vez y para siempre con la violencia descabellada de los aficionados fanáticos a los deportes. los holigan, que se quieren matar los unos a los otros.
Dejarlos que se maten. Así de sencillo.
Se puede agregar valor al tema y organizar eventos especiales en los estadios, que además podrían aligerar las cargas financieras de los equipos; y atiborrar las billeteras de los empresarios y traficantes de jugadores que rapidito se encontrarán la manera de meter en el mercado a los integrantes más salvajes e irracionales de estas jaurías.
Imaginen a las barras del América contra las de Nacional (desde las comunas por amor al trapo), con las armas que se les ocurran y sin reglas de juego, hasta que no quede nadie con vida en el terreno. Por supuesto se permitiría la actuación improvisada de espontáneos, para estimular los cuales se repartiría licor y drogas entre los asistentes, sin distingos de edad, sexo o religión. rafame953@gmail.com
Oiga don Petu, eso que describió al final es todo un circo romano pero simplemente que en la actualidad y con trajes de deporte jejeje.
ResponderEliminarMuy buen artículo... siga evadiéndose de la realidad jajaja
Hola Petu, sigo leyéndote, aunque no entendí el de Samper, yo persevero en lo que me gusta. Todo bien, todo bien, me encantan tus escritos. Respecto a este, contesto tu pregunta: definitivamnete sin el casi.
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